Sopa de Gansos

Muchos cómicos nos quejamos del intrusismo laboral en El Club de La Comedia, donde salen Chicote, Falete, Brasero… haciendo monólogos en vez de llamar a cómicos de verdad. Ahora, por lo menos, alternan algunos cómicos con los famosos, pero en los orígenes, allá por el año 2000, eran sólo famosos. También es verdad que en los orígenes no había tanto profesional como ahora, pero si a día de hoy se sigue haciendo, un motivo tendrá. Y el motivo es la audiencia. Del público se dice que es respetable, pero no porque haya hecho nada para ganarse el respeto, sino porque hay que respetarlo, y punto. El cliente siempre tiene la razón, y hay que dársela aunque no la tenga. Hay que darle lo que quiere. Si la gente quiere Sálvame, pues habrá que darle sálvame. Sin ir más lejos, al día siguiente del estreno de Sopa de Gansos, Gran Hermano Vip batió su propio récord con un 31,6% de share. No olvidemos que la televisión es un negocio. Conseguir que una cadena apueste por un programa de humor ya es bastante complicado, casi todos los intentos que se hacen acaban durando poco, la audiencia manda, y si hay que meter algún famosete para ganar algún punto, pues se mete. Todo sea por que el humor siga teniendo su hueco en la pequeña pantalla.

-Ya, pero es que los monólogos de esos famosos son muy malos.

Eso ya es otra historia. Que se prime más el continente que el contendido en televisión no es nuevo, pero como he dicho antes, si no se puede tener todo, pues se busca lo que optimice la audiencia. Al final todo se reduce a una simple operación matemática.

¿Y por qué hablo de El Club de la Comedia si el post va de Sopa de Gansos? Pues porque durante la emisión del programa, en Tuiter no paraban de comparar ambos programas.

Por un lado por el formato, que se parecía mucho. ¿Y qué esperabais? Un programa de actuaciones en directo, con presentador (presentadores en este caso). No hay muchas combinaciones posibles.

Y por otro lado, y de ahí la comparación con el club de la comedia, lo malos que eran los monólogos de los famosos, en este caso Santi Millán y Paz Padilla. En una cosa tienen razón, los monólogos no solo apenas tenían gracia, sino que estaban demasiado anticuados. Sin embargo, tanto Santi como Paz SON CÓMICOS. Sí, que ahora uno se ha centrado en su carrera como actor y la otra trabaja en Sálvame, de acuerdo, pero ambos empezaron en este mundo haciendo reír, no son famosetes y ya está. A lo mejor lo que pretenden quienes critican es que sólo haya cómicos de stand Up. La comedia es mucho mas, no sólo stand up, no seáis tan puristas. De hecho, en el programa hubo otras actuaciones, otro estilos, no monólogos únicamente. Hay muchas clases de humor, y parece que todas tienen cabida en este programa, y eso está bien.

-Pero es que se notó mucha diferencia entre los monólogos de Paz y Santi con respecto al de Alex Clavero.

Y te doy toda la razón. Alex Clavero fue para mí lo mejor de la noche sin duda, y en el club de la comedia también se notan esos saltos de calidad entre cómicos de verdad, y famosetes.

Pero el programa se emite en cuatro, y eso exige un nivel de audiencia muy alto, y se necesitan reclamos. Si luego los reclamos no están a la altura, el programa acabará cayendo como otros tantos en el pasado.

Sin embargo, ahí está Factoría De Ficción. Sopa de Gansos Instant para los viernes por la noche, en una cadena donde los altos picos de audiencia no son tan importantes, donde se tendrán más en cuenta el contenido, donde tendrán su oportunidad cómicos buenísimos aunque menos conocidos.

Y ahora una profecía mía, opinión personal, y es que sinceramente creo que la versión Instant tendrá mucha más calidad, y más futuro en antena, que su hermano mayor.

Os lo diré cuando lo vea.

Sopa de Gansos tiene muchos puntos mejorables. Por ejemplo, los presentadores. Si antes hablábamos de reclamos en las actuaciones, la figura del presentador también ejerce esa función. Tanto Florentino Fernández como Dani Martinez tienen tirón mediático, y ambos se dedican al humor. Son la pareja perfecta para un programa de este tipo. Sin embargo, creo que están un poco desaprovechados. Sinceramente creo que a ambos se les puede exprimir un poco más. Soy consciente que únicamente son los presentadores, que el protagonismo se les cede a las actuaciones, pero entonces no veo necesario que tengan que ser ellos dos. A menos, claro, que sólo se les contrate por su imagen y no por su trabajo.

Resumiendo, el programa estuvo un poco flojo. Me gusta mucho la idea, creo que podría convertirse en un referente (como El Club de la Comedia o Nuevos Cómicos de Paramount Comedy), pero para eso habría que reforzar los puntos débiles, y hacerlo ya, porque el público no tiene paciencia, y el 10% de share del estreno puede bajar considerablemente en la segunda emisión.

Y sería una pena.

(By Antonio Castejo)

Verdad y Dolor

¿Por qué ha tenido tanto éxito el ice bucket challenge? ¿Y por qué, después, han tenido tanto éxito los ice bucket challenge que salían mal? Por la misma razón por la que se han hecho tan famosos los programas de videos caseros, por la que nos reímos cuando alguien tropieza, o por la que ha pasado a la historia la escena del tartazo en la cara.

Porque hay dolor. Nos gusta el dolor. Somos crueles por naturaleza y nos reímos de las desgracias ajenas. Y si no, explícame la audiencia de Humor Amarillo…

La comedia es dolor. Pero no me refiero únicamente al dolor físico. En “dolor” englobamos también las cosas que nos molestan. También las que nos dan rabia. O las que nos dan vergüenza. Dolor es un golpe con una ventana que creías abierta y no lo estaba, pero también es que se te acabe el papel higiénico. Dolor es ducharse y que salga fría de repente, pero también engancharse la manga de la camisa con el picaporte. Y que se te escape un pedo en público. Y que alguien haga ruido al sorber la sopa. Y que te traten mal al comprar el pan.

Todas esas cosas, y muchas más, duelen. Una vez identificadas las situaciones dolorosas que queremos contar, lo que hacemos es vengarnos de ellas. Nos reímos de ese panadero cabrón, de ese aspirador de sopa y del picaporte de los cojones.

Pero la comedia también es verdad. Para que todas esas situaciones dolorosas sean graciosas, deben ser creíbles. Por ejemplo, la escena del tartazo antes mencionada. En sus orígenes era lo más de lo más, pero hoy día tiene menos gracia que Manel Fuentes. Si vemos un tartazo en una película no nos reímos porque no nos la creemos. Sabemos que son actores, que está preparado, que es un guión. Pero si estamos viendo un informativo, una rueda de prensa de un político, y de repente un ciudadano anónimo salta el cordón de seguridad y le estampa un tartazo al vicepresidente, nos descojonamos. Porque ese tartazo sí es de verdad.

Cuando estemos narrando una situación dolorosa, hemos de procurar que sea creíble. No es lo mismo que te examine la próstata un médico a que se sodomice un extraterrestre. Hemos de contar cosas cercanas, que nos puedan pasar a cualquiera, cosas que nos duelan a nosotros, pero que también les duela al público al que se lo estamos contando. Todo el mundo sabe lo que es un examen de próstata. O se lo han hecho, o se lo van a hacer, o conocen a alguien que se lo ha hecho, o lo han visto en la televisión. Pero muy pocos han intimado tanto con alienígenas…
Las cámaras ocultas, claro ejemplo de verdad y dolor. Nos reímos de ver cómo putean a la gente. Somos así, qué le vamos a hacer.

Aprovechémonos.

(by Antonio Castejo)

Actitud

El genial cómico británico, Eddie Izzard, tiene una máxima que es “70% how you look, 20% how you sound, 10% what you say”. Para los que no sepan inglés: lo más importante es lo que la gente ve, seguido de lo que oye, y lo que menos importa es lo que estás diciendo. El texto. Los chistes, en nuestro caso.

El texto es importante, por supuesto. Sin embargo, yo he visto a varios cómicos contar en público chistes populares de los malos, pero malos malos, de los que si te los cuento yo me coses a hostias, y sin embargo la gente descojonarse. Cómo lo cuentas es más importante que lo que estás contando. ¿Cuántas veces ha intentado un amigo tuyo contarte un chiste de los buenos, y tras terminar, decirte, “Si te lo cuenta Juan, te meas, que él tiene más gracia para contarlos”? No sólo hay que contarlos, también hay que interpretarlos.

Yo mismo. Actúo en un local con mi monólogo oficial. La gente rendida a mis pies. Al día siguiente me recorro 400 km para actuar en otro sitio, hago el mismo monólogo, y no me tiran tomates porque la tienda ya había cerrado. El mismo monólogo. ¿Por qué, con sólo un día de diferencia, en un sitio se ríen y en otro no? Pues, por ejemplo, porque estás cansado de cuatro horas de coche y cuando te pones delante del micro no tienes la misma energía del día anterior. Tan sencillo como eso. Actitud.

No es sencillo salir siempre con la misma energía. Estamos cansados físicamente, o triste por un acontecimiento en nuestras vidas, lo que sea. Pero si somos profesionales, hay que cumplir. No hay excusas.

En Stand-Up no tenemos más herramientas que nuestra voz y nuestro cuerpo. Hay que utilizarlas. Movernos sobre el escenario, gesticular, mover los brazos, cambiar el tono de voz… Eddie Izzard, incluso, se traviste. Hay que dar espectáculo, no sólo contar chistes. Y sobre todo, salir con mucha mucha pero mucha energía. Si sales flojo, la gente lo notará, y tu espectáculo se resentirá. Y luego te quejarás, que si el público era soso, que si se distraía mucho, que si estaban todo el rato hablando y no me hacían caso… Salvo casos extremos que ya explicaré en otro post, la culpa nunca es del público. La culpa siempre es del cómico. Si eres capaz de llamar su atención, no se pondrán a hablar, te escucharán, y se reirán aunque el chiste sea malo.

Aquí os dejo un ejemplo: el mismo chiste contado por un profesional de la comedia, y por un amateur. Decidme cual os gusta más.

Ensaya. Aunque ya te sepas el texto de memoria, ensaya. Sigue ensayando. No pares hasta que seas capaz de hacer la lista de la compra al mismo tiempo que actúas. Y recuerda que ensayas para proyectar energía sobre tu espectáculo.

Aprenderse el texto de memoria no se llama ensayar, sino estudiar.

(by Antonio Castejo)

¿Hay que buscar la originalidad hasta el punto de perder la gracia?

-¡¡Es que los cómicos siempre habláis de los mismo!!

Esa frase la hemos oído cienes y cienes de veces. Y la seguiremos oyendo. Las madres, las novias, las fiestas, el sexo… son temáticas muy trilladas. Las utilizan los veteranos y los novatos, en stand-up, cine, radio… hasta el punto de que muchos deciden cortar radicalmente, salirse del cliché, y buscar chistes donde nadie los ha buscado antes. Sin éxito.

Muchos lo han intentado (nótese que he dicho intentado), documentado concienzudamente (Wikipedia) para encontrar algo a lo que sacarle chicha. Y como no se encuentra, acabamos por conformarnos con lo que sea, forzando mucho el chiste, que termina por crear un esperpento de uno mismo que no lleva a ninguna parte.

Que yo no digo que no se pueda hacer un monólogo gracioso sobre el Bosón de Higgs o sobre la alimentación de la Garza real. Se podrá, supongo. Pero a ver quién es el guapo que lo hace.

¿Por qué? Porque los temas cotidianos, los que tanto repetimos, son con los que la gente se siente más identificada, y es donde puedes llegarle a su corazoncito, y hacerle reír. Un monólogo sobre isobaras solo funcionaria en una convención de meteorólogos. Por eso es tan difícil. No es que el chiste sea malo (con lo que te lo has currado y eso), es que la gente lo percibe como algo ajeno a él, y tiene que hacer el esfuerzo, no sólo de pillar el chiste, de ponerse en situación, de empatizar, y como tú sigues con tu retahíla, no les dejas tiempo. Con los temas cotidianos, eso le viene rodado, y sólo tiene que escuchar y reír, escuchar y aplaudir, escuchar y tirarse al suelo sujetándose la barriga.

Para ilustrar todo esto, siempre me gusta poner el ejemplo de The Big Bang Theory. Es cierto que hacen chistes sobre ciencia, y sobre cómics, y sobre otros temas no trillados, pero son muy pocos porque en realidad la serie trata sobre lo de siempre, relaciones de pareja, trabajo, amigos… De no ser así no la vería tanta gente.

Sin embargo, de vez en cuando aparece un tema nuevo, con el que la gente se siente cómoda e identificada, y que ningún cómico había tratado antes. Bien porque es un tema actual (crisis económica, whatsapp, redes sociales…), bien porque había pasado desapercibido a nuestro ojo que todo lo ve.

Y claro, en cuanto uno lo descubre, llegan los demás y lo abordan también, convirtiendo lo que era original en otro tema trillado. ¿Se puede considerar plagio? Eso lo abordaré en el siguiente post.

Ahora bien: ¿estoy diciendo con esto que no se puede ser original? ¿Estoy diciendo con esto que hay que seguir el mismo camino de siempre, no buscar nuevos senderos? En absoluto.

El problema viene en «buscar la originalidad a toda costa». Si ves que no funciona, si ves que no lo consigues, no sigas por el mismo camino, no te empeñes en seguir esa senda. Busca otra alternativa. En un post anterior hablé sobre tirar chistes que no funcionan. Pues con los temas pasa lo mismo. Imagina una sucesión de chistes malos o que no entiendes, 15 minutos de «qué coño está diciendo este ser humano». ¿Quieres ser original? Adelante. Pero hazlo bien.

Y, sobre todo, recuerda que la originalidad no está sólo en un tema nuevo. Original también es contar el mismo tema de siempre, desde una perspectiva que aún no ha sido abordada. O la forma de decirlo. Y para muestra, un botón:

(by Antonio Castejo)

¿Un manual de comedia puede ahorrarme hacer un curso?

Ni siquiera un curso puede ahorrarte hacer otro curso. Y diréis: ¿No? Pero si ya he hecho uno, ¿por qué voy a hacer otro, si en todos dan lo mismo? Pues porque, aunque en parte tienes razón, en realidad no hay dos cursos iguales.

¿Recuerdas cuando, en el instituto, no te enterabas de nada en clase de física (sustituir por la asignatura hueso del lector), que no había manera, oyes, y tenías que apuntarte a clases de apoyo? ¿Y recuerdas como, en dichas clases, lo veías todo mucho más fácil? Pues ambos profesores daban lo mismo. Ambos profesores te explicaban los mismos temas. Ambos profesores trataban hacerte entender las mismas cosas, sólo que de distinto modo, con distinto enfoque, a su manera.

Pues con los cursos de comedia igual. A día de hoy hay una amplia oferta, y unos profesores se centran más en la configuración de los chistes, otros enfatizan en la escritura, otros en el acting… Cada uno lo da a su manera, y un alumno aplicado siempre descubrirá cosas nuevas. Y a veces ni siquiera tendrá que ver con el profesor: tu propia experiencia hará que prestes atención a unos detalles que pasaste por alto la primera vez que hiciste el curso.

Pero voy a darte la razón: para qué repetir un curso que ya has hecho. Sin embargo, ¿por qué quedarte ahí? ¿Por qué no completarte a ti mismo, hacerte más versátil, abrirte nuevas perspectivas?

Si ya has hecho un curso de stand-up, sigue adelante. Un curso de improvisación puede completar tu espectáculo con algo nuevo y original, así como servirte para poder desenvolverte en situaciones difíciles. Un curso de clown te dará más expresividad gestual. Un curso de doblaje «desmonotonizará» tu voz y te ayudará a vocalizar mejor. Un curso de locución de radio puede abrirte nuevos horizontes profesionales, un curso de interpretación es prácticamente imprescindible… Las opciones son infinitas, depende de hasta donde quieras llegar.

Y desde luego, si enbías pruevas de testo y hescrives asi, lo primero de todo es un curso de ortografía y gramática.

(by Antonio Castejo)

La Parábola de la Caja de Herramientas

A parte de las incontables novelas, Stephen King tiene un libro llamado “Mientras Escribo”, donde enseña a escribir. O mejor dicho, explica lo que él hace.

En dicho libro cuenta que, de pequeño, ayudó a su tío Oren a cambiar una mosquitera, y para ello cargó con una enorme y pesada caja de herramientas desde el garaje hasta donde estaba la ventana. Tres niveles y 50 kilos, la dichosa caja. Una vez allí, sólo necesitó un destornillador para hacer la reparación, y, al acabar, volvió a llevar la caja de herramientas a su lugar.

Steve no entendía por qué hizo ese esfuerzo cuando podía haber cogido únicamente el destornillador que iba a utilizar. La explicación que su tío le dio fue que no sabría qué herramientas, ni cuantas, iba a necesitar para la reparación hasta que no se pusiera a ello, y que prefería llevar todas las herramientas para tenerlas a mano en caso de necesitarlas, que no estar yendo al garaje cada vez que necesitase una distinta, o dejar el trabajo a medio.

Esta enseñanza la aplica a sus novelas de terror, de la misma forma que nosotros podemos aplicarla a la comedia.

Son muchas las herramientas, los trucos, las técnicas a tener en cuenta, y hay que tenerlas todas presentes para saber cual aplicar en cada momento para obtener el mejor resultado. Todas presentes y claras. Saber cómo son y cómo se utilizan. Y tenerlo todo en la mente. Si tienes que consultar apuntes, notas o ejemplos, estás desviando tu atención de la comedia en sí, mermando su calidad, así como también llevando mucho más tiempo.

Del mismo modo que tienes que ser fuerte para cargar con la pesada caja de herramientas, tú también tienes que ejercitarte para poder cargar con todas las herramientas cómicas cada vez que te pongas a escribir, y mucho más aún para improvisar.

(by Antonio Castejo)

Chistes a la basura

Imagina un albañil construyendo la fachada de una iglesia, y cuando la tiene terminada, llega el arquitecto y dice que no le gusta, que hay que tirarla y levantarla otra vez.

A cómicos y guionistas nos pasa lo mismo. Quebraderos de cabeza para crear texto en condiciones, y cuando llega la hora de la verdad, al público no le gusta, no se ríe, y tienes que volver a empezar.

Esto ocurre bastante a menudo. Puede que no con toooodo el texto, pero sí con chistes sueltos, puntuales, que hay que mejorar. O cambiar directamente.

Y aquí es donde empiezan los problemas. Hay cómicos, sobre todo a los noveles, a los que les cuesta mucho deshacerse de eso. Se aferran con uñas y dientes a chistes que no funcionan porque “a mí me gusta”, o “es que no entienden mi humor”. Tío, reconócelo: el chiste es malo. Eso ni siquiera es humor. No te engañes a ti mismo.

Hay gente que cree que el monólogo es improvisado. Otros que saben que no, que está preparado, pero piensan que se escribe en un rato y que los mejores cómicos escriben todos sus grandes chistes a la primera. Error. Son los mejores cómicos precisamente por todo lo contrario, por desechar todo el material que no obtiene el resultado deseado, sustituyéndolo por otro que sí lo obtiene. Se escribe mucho, y se tira mucho. Cuanto más escribas, más material desecharás. Y te quedas sólo con lo mejor de lo mejor.

Imagina ahora al albañil de antes, que, tras terminar la fachada, llega el arquitecto y le encanta, llega el obispo y flipa, llegan los fieles y quedan anonadados. Perfecto, buen trabajo. Ahora tírala que hay que hacer otra nueva para mañana.

Eso es lo que les ocurre a los guionistas de programas de televisión. Crean chistes buenísimos, pero sólo sirven para una vez, una vez emitido ya no se puede reutilizar, cocinan un plato exquisito que, una vez comido, ya lo puedes cagar.

Los cómicos de Stand-Up tenemos la ventaja de que, como nuestra audiencia se renueva, los chistes siempre resultan nuevos, y se le puede sacar más pringue a esas neuronas sacrificadas.

Ahora bien, cómicos mediocres: si los guionistas pueden tirar a la basura chistes buenos, vosotros podéis hacer el esfuerzo de tirar los malos, que no pasa nada, no se va a morir nadie. Mas bien al contrario, si no lo hacéis podríais morir vosotros si dais con un público poco tolerante. Así que hacedme el favor, o hacéoslo vosotros mismos: si queréis dejar de ser cómicos mediocres, tirad esos chistes a la basura, y crear otros mejores. Algún día me lo agradeceréis.

Y a ver si me aplico yo mismo el cuento…

(by Antonio Castejo)

Motivos religiosos

La mayoría de los cómicos suele evitar tocar los temas de religión o política. El motivo: no dejar claro en qué lado de la barrera estás, ya que te cierras las puertas de la otra parte.

Esto es así. Puedes hacer humor blanco, verde o negro, hacer chistes sobre tu madre, coches o desastres naturales, pero con la política o la religión, la gente, no entiendo el por qué, está especialmente sensibilizada y no acepta que son bromas, chistes, que no hace falta matar a nadie. Si haces chistes sobre la derecha, los de izquierdas se partirán la caja, pero los de derechas te echarán a los perros. Y viceversa.

Yo puedo sacar a alguien del público y ridiculizarlo delante del resto de la concurrencia, que no pasa nada, todos tenemos sentido del humor y sabemos reírnos de nosotros mismos, pero haces un chiste sobre Jesús y ese sentido del humor se volatiliza y la gente empieza a insultarte. Ha pasado.

Como también ha pasado que te gusta un artista (músico, actor, futbolista) hasta que un día descubres sus creencias o ideologías, y ya deja de gustarte. Así, de repente, como si por el hecho de saberlo hubiese cambiado la composición de sus canciones, sus cualidades interpretativas, o la forma de pegarle al balón.

Esto es así de triste. La gente se lo toma más a pecho que si lo insultaras a él directamente. Pues nada. Se evita el tema y ya está. Hablemos de otra cosa. ¿Las borracheras tal vez? Luego esa misma gente es la que se queja de que “siempre hablamos de lo mismo”.

Yo también tengo mis propias creencias y mi propia ideología. No os la cuento porque si lo hago luego vosotros me contáis la vuestra y, sinceramente, paso. Todos callados y todos felices. Sin embargo, hay algo que no logro entender. No es una crítica, no voy a faltarle el respeto a la sensibilidad de nadie, es una duda que tengo, expongo, y que me gustaría que me resolvierais:

Se supone que la religión católica es monoteísta. Pero luego se venera a cualquier trozo de madera o cartónpiedra que tenga una forma que se le parezca. En semana santa, cualquier pueblo pequeño tiene 20 pasos con 20 cristos distintos y van tras ellos como si fuese el mismo Mesías.

Creen que cualquier cuadro, cualquier crucifijo o cualquier estampita te va a proteger como si de Dios se tratase. ¿Pero es que no os dais cuenta que es algo hecho por hombres, qué no hay nada celestial ahí?

-No, pero es que, la mano del escultor y el amor a Dios al hacerlo lo hace único y divino.

Pues a mí, como no venga el mismísimo Papa a bendecirlo hasta que cobre vida, no deja de ser un trozo de madera. Tallada, pero madera.

¿Y si el escultor a quien le has hecho el encargo no es creyente? ¿Sigue siendo divino el Cristo? ¿Y si sólo acepta el encargo movido únicamente por el dinero, obra del demonio? ¿Y si mientras le da al cincel va cantando salmos satánicos? ¿Y si debajo del trapo que le tapa sus partes ha esculpido un pene diminuto?

Igual que la Biblia. Señoras con el libro bajo el brazo como si fuese capaz de crear un campo de fuerza a su alrededor, cuando son obra de editoriales e imprentas movidas por intereses económicos, cuyos trabajadores no entran en una iglesia ni en las bodas.

Rezad lo que queráis, pero no beséis los pies del cristo de la iglesia, que ha sido babeado por medio pueblo y os podéis contagiar algo.

Amén.

(by Antonio Castejo)