Saltar al contenido
  • Inicio
  • Sobre mí
  • Contratación

Hablemos de Comedia

actuación

Hecklers

mayo 2, 2015mayo 2, 2015antoniocastejo1 comentario

Resumiéndolo lo máximo posible, un heckler es básicamente una persona que se dedica a dar por culo.

No en el sentido literal, claro. Ahí cada uno es libre de hacer lo que le venga en gana. Me refiero a esa gente que va, ciñéndonos a la temática de este blog, a un espectáculo de comedia, y no deja de interrumpir y molestar, tanto al profesional como al resto de público, que quería disfrutar del espectáculo. Dar por culo, me reitero, que para eso es una expresión polisémica.

No necesariamente ha de ir borracho, aunque suele ser un factor bastaste común.

¿Qué hacer en estos casos? Pues hay que hablar con el responsable o la responsabla (en adelante lease el masculino como neutro) de la sala donde toque actuar. Del mismo modo que hablamos sobre cachés, horarios, donde está el escenario, que si seguro que no me voy a matar al subirme encima de esa caja de cartón, que mira que no peso 30kg, que si el micro inalámbrico tiene pila, que si podrías quitar la luz de neón para poner luz blanca normal, la de siempre, la de toda la vida, de igual forma debemos hablar sobre el protocolo a seguir en caso de hecklers.

Que no os convenzan, la responsabilidad es de la sala. Quienes deben hacerlos callar, o incluso echarlos si se da el caso, son los responsables de la sala.

Recuerdo una ocasión, una actuación mía, en la que un heckler que estaba en primera fila (no sé por qué hago esta aclaración, siempre se ponen en primera fila) empezó a interrumpirme constantemente, con afán de protagonismo, intentado hacerse él el gracioso, haciendo caso omiso de las miradas asesinas del resto del público. A veces pasa que el dueño del bar está por ahí haciendo cosas, trabajando, ni siquiera puede ver el espectáculo por el que ha pagado, y tienes que lidiar tú solo con el energúmeno, qué se le va a hacer. Pero en este caso concreto que estoy relatando, el dueño del local estaba sentado también en primera fila, un par de mesas a la derecha, mirando con desaprobación la mierda que me estaba comiendo. Al acabar la función, le digo:

-Anda que has puesto solución al tío ese que estaba molestando.

Y me contesta:

-Ese es tu trabajo, tu responsabilidad.

De eso nada, monada.

Imagina que vas a una obra de teatro y son los actores los que tienen que parar la función para hacer callar a un imbécil. ¿Y si no hace caso a la primera? ¿Cuántas veces habría que parar la obra para hacerlo callar? ¿Son los propios actores los que tienen que bajarse del escenario para acompañar a esa persona a la puerta? No, señoros, ese no es nuestro trabajo.

Nuestro trabajo es hacer que el espectáculo funcione bien, no hacer de seguratas. No deberíamos tener ningún reparo, si nadie pone solución a una situación de ese tipo, a apagar el micrófono y adiós muy buenas.

Eso no quita que no podamos intentar hacerlos callar. Los cómicos debemos ser capaces de improvisar algo de vez en cuando, y eso puede aprovecharse para ridiculizar un poco a esa persona non grata. Nunca le des protagonismo, nunca le dejes hablar, nunca permitas que se suba al escenario. Desde donde estás, métele caña, recuerda que el resto del público está de tu parte, les molesta tanto como a ti, y agradecerán con risas y aplausos todos los chistes que hagas contra esa persona. Aquí un par de ejemplos:

Luis Álvaro | Nene

En teoría debería bastar. Muchas veces suelen darse por aludidos y se callan para que los dejes en paz, o directamente se van. Pero si están muy borrachos probablemente sigan a los suyo.

Corta el espectáculo. Anuncia una pequeña pausa, y ve directo a hablar con quien mande ahí, para ponerle solución de cara a la segunda parte.

Pero nunca te enfades durante la función. No le grites, o le eches la bronca a nadie en serio, y luego sigas con tu rutina. Recuerda que no todo está en el texto, también hay que crear una atmósfera, empatizar con el público, y ésta se volatilizará si en mitad de un chiste pegas un grito, y luego intentas continuar como si nada.

Lo que se conoce comúnmente por cortar el rollo.

Y ya que estamos con las anécdotas, ahí va otra: llego yo puntual como siempre al local donde me tocaba actuar esa noche. No había nadie. Con nadie no me refiero a dos personas en la barra y una mesa de fieles en un rincón. Con nadie me refiero a nadie. Nadie de nadie. El dueño del bar cortando limón y ya.

-¿Qué pasa? -le pregunto.

-Que hoy actúa Berto en el teatro del pueblo.

-¿Ah, sí?

-Berto Romero, el de Buenafuente.

-Sí, sí, sé quien es. ¿Entonces qué?

-Vamos esperar un poco.

Una hora después ahí seguía yo. La única persona que había entrado en ese rato fue un tío a sacar tabaco, que se fue en cuanto hubo conseguido su objetivo. Cuando ya estaba a punto de decirle que qué le parecía si me iba, entran 30 personas, de golpe, nada de poco a poco, no no no, en manada, y ocupan las mesas frente al escenario.

-Esto será que Berto ya a terminado y vienen aquí a por más -le dije al jefe.

-Qué va. Estos son amigos míos, que estaban de cena, porque uno de ellos tuvo un accidente el otro día y se ha quedado paralítico, y están celebrando que por lo menos sigue vivo.

No me jodas. 30 personas, más ciegas que la Kika, que han salido de fiesta y quieren que yo se la termine. Como podéis imaginar, un nido de heckler. No había ni uno que se callara, pero si echamos a los que molestan me quedo solo otra vez. Cagontó, el tío ya se podía haber muerto (warning: esto es humor negro, no lo pienso de verdad).

Lo que debería haber hecho es anular la función, pero continué, bajándome del escenario, colocándome a su altura, olvidándome de mi texto y poniéndome a hablar con ellos como si fuera uno más, que si habéis bebido mucho, claro tío mucho vino, tinto o rosado, rosado tío, pues cuando vayas a mear va a parecer que te ha venido la regla, y cosas por el estilo. Al final el dueño del bar me tuvo que decir «corta ya que tenemos que cerrar». Habían pasado dos horas y media y ni me había dado cuenta.

El monologo fue una mierda, pero yo me lo pasé muy bien, y creo que ellos también.

A veces uno debe saltarse sus propias normas.

(By Antonio Castejo)

Share this:

  • Facebook
  • Twitter
  • LinkedIn
  • Correo electrónico
  • Imprimir
  • Tumblr
  • Pinterest
  • Reddit
  • Pocket

Me gusta esto:

Me gusta Cargando...
Entresijosactuación, bolo, borracho, comedia, directo, heckcler, Humor, interrumpir, molestar, monologo

Hablemos de cachés

noviembre 12, 2013noviembre 12, 2013antoniocastejo1 comentario

Un tema complicado, éste. Peliagudo. Espinoso. Complejo e inextricable. Word ya no me da más sinónimos. Hay muchas desavenencias entre nosotros por esta cuestión.

¿Cuánto debe cobrar un cómico? ¿Cuánto nos merecemos cada uno por hacer nuestro trabajo?

Se han intentado establecer parámetros. Que si los años de experiencia, que si has grabado en televisión, que si soy buenísimo aunque nadie me conozca, etc. A cada parámetro, se asociaba una cantidad. Pero he dicho “intentado”. Luego cada uno cobra lo que le sale del nacle porque “a mí nadie me dice lo que tengo que cobrar”, fin de la cita.

¿Qué se consigue con esto? Que nos traten como a putas. Que cada uno cobre una cosa, que no haya acuerdo, que no quede claro cuánto cuesta un espectáculo de este tipo, dando lugar a mamoneos por parte de dueños de locales y programadores regateando precios, que si TalCómico cobra menos, que si OtroCómico hace más tiempo por el mismo dinero, que si vente de gratis y así te promocionas. Y a mamoneos por parte de algunos cómicos, que aquí nadie se libra, desprestigiando a otros cómicos y a la profesión tirando el precio y regalando una mamada.

Que tampoco lo critico, ojo. Están en su derecho. Libre comercio y esas cosas. Oferta demanda, y aquí cada cual se busca las castañas como puede, que cada palo aguante su vela, que cada perrico se lama su pijico. Que así nos puteamos entre nosotros, pues también, pero allá cada uno. Luego no vengas pidiendo favores, que si tienes algo por tu zona porque se me ha quedado una fecha suelta, que si puedo dormir en tu casa, que si me dejas a tu novia un rato.

-Pero no te desvíes. ¿Cuánto debemos cobrar?

Pues, volviendo a mis parcos conocimientos de economía, menos de lo que generamos con nuestro trabajo. Es la base de todo sistema económico. Si cobramos más de lo que generamos, estamos haciéndole perder dinero a alguien. Si cada vez que alguien nos llama le hacemos perder dinero, ese alguien dejará de llamarnos, y buscará otros alguienes más rentables.

Que no baratos, cuidado. Rentables. Tú puedes cobrar 100 euros y que sólo vaya a verte tu abuela, o cobrar 2000 y llenar un auditorio a 10 euros la entrada.

-Vale, ¿y cómo calculo eso?

Pues, chic@, tú mism@. Tú sabrás la gente que va a verte cada vez que actúas, el público que arrastras, tu grado de fama.

He dicho fama. No calidad. “Pero es que mi monólogo es mejor que el de ese que sale por la tele”. Puede, pero cada vez que actúas no van a verte ni los camareros, y ese que sale en la tele tiene a todas las niñas de 15 años enamoradas y van todas en manada a ver si se lo calzan.

Pero una vez que calcules tu caché, no creas que eso es lo que vas a cobrar siempre. Te puede subir o te puede bajar, según las cosas que hagas o dejes de hacer para que tu fama aumente o disminuya. De ti depende.

Que mucho jijijajá, pero no olvidemos que esto es un negocio, como vender ropa, líneas de teléfono o consoladores, y como tal se debe gestionar.

-¿Y cómo hago para aumentar mi fama?

Eso ya es otro post…

(by Antonio Castejo)

Share this:

  • Facebook
  • Twitter
  • LinkedIn
  • Correo electrónico
  • Imprimir
  • Tumblr
  • Pinterest
  • Reddit
  • Pocket

Me gusta esto:

Me gusta Cargando...
Entresijosactuación, bolo, caché, cobrar, dinero, factura, monologo, sueldo

Entradas recientes

  • El Renegado del Cine
  • Y lo que surja, con Pedro Llamas y Joseba
  • Murcia como chiste per se

Categorías

Sígueme en Twitter

Mis tuits

Agrégame a Facebook

Agrégame a Facebook

Introduce tu dirección de correo electrónico para seguir este Blog y recibir las notificaciones de las nuevas publicaciones en tu buzón de correo electrónico.

Follow Hablemos de Comedia on WordPress.com
Blog de WordPress.com.
Privacidad y cookies: este sitio utiliza cookies. Al continuar utilizando esta web, aceptas su uso.
Para obtener más información, incluido cómo controlar las cookies, consulta aquí: Política de cookies
  • Seguir Siguiendo
    • Hablemos de Comedia
    • Únete a 32 seguidores más
    • ¿Ya tienes una cuenta de WordPress.com? Accede ahora.
    • Hablemos de Comedia
    • Personalizar
    • Seguir Siguiendo
    • Regístrate
    • Acceder
    • Denunciar este contenido
    • Ver sitio web en el Lector
    • Gestionar las suscripciones
    • Contraer esta barra
A %d blogueros les gusta esto: