
AnclaDos la ha vuelto a liar. La escena es la siguiente:
El personaje interpretado por Joaquín Reyes quiere la firma de Cristiano Ronaldo, y para conseguirla, utiliza a un niño sano, haciéndolo pasar por enfermo de cáncer, afeitándole la cabeza y todo, faltándole el respeto así, según la masa enfurecida, a los niños enfermos.
Que no todo vale a la hora de hacer humor, dicen. Fíjate tú, que lo que yo pienso es que todo esto ya no tiene nada que ver con el humor. Tiene que ver, sin embargo, con que hay un sector de censores, críticos de salón, que no tienen ni idea, que no terminan de entender, que tergiversan, pero que aún así siempre están dispuestos a alzar las antorchas y salir a cazar brujas.
Oye, que si Guillermo Zapata cuenta un chiste sobre Irene Villa, pues los justicieros se ofenden y piden su cabeza, por faltarle el respeto a la pobre chica, con su desgracia, víctima de ETA. Que luego resulta que dicha chica pasó página hace mucho tiempo, que ya no le ofenden dichos chistes, pero dichos energúmenos (y energúmenas) no lo entienden, y entonces cargan su furia contra dicha chica, ya sin importarle que fuese victima de la dicha ETA.
Ya poco importa que el origen fuesen unos chistes. La cosa se ha ido de las manos. Nos hemos vuelto gilipollas, todo nos ofende, todo nos molesta, e incluso que haya gente a la que no le moleste, eso también molesta. Aquí hay que estar todos molestos, o si no, a la guillotina.
Y si pasa mucho rato sin que nos moleste algo, pues se busca. Se inventa.
Por ejemplo, con un sketch de Facu Díaz donde comparaba a ETA con el PP. No tardó un sector de la población en alzarse en defensa de las víctimas del terrorismo, llegando incluso las propias víctimas, algunos al menos, a sentirse ofendidas, sin sentido. Lo repito: se comparaba a ETA con el PP. Las víctimas no aparecen por ningún lado. Ni se las nombra, ni aparecen de forma implícita, ni nada. Pero había que criminalizar algo, hombre, por Dios, que no nos podíamos quedar sin nuestra ración diaria de mala sangre.
Volviendo al tema de AnclaDos. Como ya expliqué en el artículo perspectiva cómica, para crear un personaje cómico tienes que dotarlos de defectos, y exagerarlos. El personaje de Joaquín Reyes es miserable, y como tal, hará cosas miserables para conseguir sus objetivos. El acto del niño en cuestión es un acto deplorable, propio del personaje. Coherente.
A ver. Ante situaciones de presión, los personajes reaccionan de una forma determinada, siempre coherentes con sus personalidades. Para que una historia tenga interés, tienen que pasar cosas. Y además, cosas inesperadas, que nos sorprendan. Los personajes no van a reaccionar como lo haríamos nosotros. Nunca. Es ficción, son personajes irreales, exagerados, y van a hacer cosas que en ningún caso sería la mejor opción, lo más lógico, sino todo lo contrario, por que si no, no sería una serie, sería un documental.
Yo no veo ahí falta de respeto alguna a los niños con cáncer. De verdad, que alguien me lo explique. ¿Es porque le afeitó la cabeza? No sé, un enfermo de cáncer con media melena no lo veo muy creíble.
Y he aquí la conclusión. Parece ser que lo que quiere la masa es que no se muestre la cruda realidad. Si los niños con cáncer no aparecen en las series, los niños con cáncer no existen y todos somos felices y vivimos en el país de las maravillas.
Los niños con cáncer existen. Es una dolorosa realidad que está ahí, y que no sólo no se puede ocultar, sino que no se debe. Al igual que ocurre con otras lacras, como por ejemplo, el racismo.
En esta misma serie aparece un segurata racista. Odia a los gitanos. Y entre el personal del barco, hay un gitano. ¿Casualidad? No lo creo. Pues el segurata muestra todos los tópicazos racistas que existen contra los gitanos, y ya hay quien se ha quejado porque «fomenta el odio a los gitanos».
-Pero es que el personaje gitano, precisamente, muestra todo lo contrario, que el que está equivocado, el estúpido, es el segurata, fomentando así el odio y la intolerancia hacia el racista…
-Calla, coño. Hay que quejarse de algo, hombre ya. Necesitamos nuestra dosis de mala sangre.
-Ah, ok. Entonces quitamos al personaje, y así ya el racismo no existe. Ni los gitanos, ya puestos. O bien lo que hacemos es meter a un super realista personaje racista que se dedique a hacer lo que hacen los racistas, que es dar besos y abrazos a todo aquel que sea de raza distinta a la suya, y ya de paso, una quimioterapia sin efectos secundarios.
Vamos a repartir dosis de realidad a toda esta gente. Sí tienes cáncer, quedarte calvo es el menor de los problemas. El cáncer mata, por si hay quien no lo sabe todavía. En mi familia ha habido varios casos, y hablo en pasado porque el desenlace siempre ha sido el lógico, el normal, el esperado. No el deseado, obviamente, pero desear algo con todas tus fuerzas y apretando mucho los ojos no hace que suceda. En mi familia ha habido varios casos, como decía, y por el alto carácter genético que posee, yo estoy esperando a que algún día mi doctora me llame a declarar. No voy a mirar para otro lado, no quiero que se evite hablar del tema. Más bien al contrario. Y si es con humor, mejor.
No ver los problemas no va a hacer que desaparezcan. No podemos cerrar los ojos, no podemos mirar para otro lado. He visto dar noticias sobre guerras con imágenes suavizadas para no dañar sensibilidades. Y una polla como una olla. Esas sensibilidades lo que hacen es que mires para otro lado. Para mí, esas sensibilidades no significan que esas cosas te afecten mucho, sino que lo que quieres es no verlas para creer que no existen. Que vas caminando por la calle y una persona con una sola pierna te pide limosna, pues con girar la cabeza a esa persona le crece una pierna por arte de magia.
Por eso pienso que los justicieros que vieron el capitulo de anclados no se quejan para proteger a los niños con cáncer, se quejan para no tener que saber que el cáncer infantil existe.
Al principio del artículo he dicho que todo esto no tiene nada que ver con el humor. En realidad sí lo tiene. Por ejemplo, en la serie cuarta planta, que no es comedia sino drama, también se afeitan a los niños que interpretaban a los enfermos. Incluso en un capítulo, un niño (o niña, ahora no recuerdo) sano se afeita la cabeza por su amigo. Pero como no es comedia, sino drama, pues no ofende. En la película A Quien Ama Gilbert Grape, Leonardo Di Caprio interpreta a un niño con deficiencia. ¿Por qué? Porque eso existe, forma parte de esta puta vida, y como tal se puede utilizar, tanto para realidad, como para ficción. ¿Por qué no ofende? Porque no es una comedia.
Como dijo Raquel Sastre, se le pone al humor unos límites que no tienen el drama o el terror.
(By Antonio Castejo)
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